Compartimos el trabajo audiovisual de los compañexs de lavaca - MU
quienes hicieron una recopilación de la marcha realizada por los
integrantes de la comunidad senegalesa, donde se denunció la persecusión
de la que vienen siendo objeto por parte de la Policía Metropolitana de
la Ciudad de Buenos Aires.
El jueves 6 de agosto, por orden de
la fiscalía pública la Policía Metropolitana se metió en un domicilio
donde viven senegaleses; los maltrataron y les secuestraron la mercadería con la que trabajan.
En el 2014 ya habían vivido una situación similar, que siguió con una fuerte represión en Once y una reacción de los manteros que terminó con una camioneta de la Comuna de la Ciudad prendida fuego.
Después de que la estrategia de la represión fracasara, la persecución siguió - sigue- por la vía judicial.
Los allanamientos a los senegaleses forman parte de dos investigaciones
motorizadas desde el Ministerio Público Fiscal por la fiscal de Cámara
Verónica Guagnino y la titular del Juzgado n° 35, Celsa Ramírez. Cada
fiscal maneja una megacausa en los barrios de Once y en Caballito,
respectivamente, en la cual investigan la organización de la venta
callejera.
Sin embargo, según pudo acceder lavaca al expediente, no hay pruebas concluyentes de que los trabajadores senegaleses estén cometiendo un delito contravencional. Al contrario: estos son los vendedores que no entran en la ley de la coima policial y su forma de organizarse es desde la comunidad; por eso muchos viven juntos y guardan la mercadería con ellos; trabajan largas horas del día y gracias a eso subsisten.
Su grito en la marcha denunció que la Justicia porteña los persigue por ser inmigrantes. Dicen que ellos mismos se buscan su trabajo, su hogar y su forma de vivir. Piden que, ya que no los ayudan, al menos los dejen tranquilos.
Sin embargo, según pudo acceder lavaca al expediente, no hay pruebas concluyentes de que los trabajadores senegaleses estén cometiendo un delito contravencional. Al contrario: estos son los vendedores que no entran en la ley de la coima policial y su forma de organizarse es desde la comunidad; por eso muchos viven juntos y guardan la mercadería con ellos; trabajan largas horas del día y gracias a eso subsisten.
Su grito en la marcha denunció que la Justicia porteña los persigue por ser inmigrantes. Dicen que ellos mismos se buscan su trabajo, su hogar y su forma de vivir. Piden que, ya que no los ayudan, al menos los dejen tranquilos.